martes, 3 de marzo de 2009

Rachel Getting Married


Jonathan Demme se le conoce principalmente por sus sendos éxitos en los noventas por el Silent of the Lams y Filadelfia donde increíblemente en ambos films hizo ganar el oscar a Anthony Hopkins como el malvado Aníbal Lecter y Tom Hanks un ejecutivo afectado por el sida, respectivamente. Ahora lo vemos en este intimista film llevado adelante sin mucho apego a ninguna lógica docta de la cinematografía que se conoce donde nuevamente su protagonista alcanza gran notoriedad al ser nominada al oscar por primera vez, Anne Hathaway.

Con esta nueva propuesta casi con aires de documental, con usos cámara en mano, múltiples ángulos y con la sensación de experimentar, Demme nos relata la historia de Kym(Hathaway) una chica que esta desintoxicandose de las drogas y se prepara para asistir al fin de semana de la boda de su hermana mayor Rachel. La familia carga con un dolor de haber perdido al menor del clan por un desafortunado accidente donde kym volcó el vehiculo. Con este antecedente el desequilibrio de esta joven que goza con permiso sumado a la desesperación de su hermana por la pérdida de protagonismo de su boda por la presencia de sus hermana, desatan muchas discusiones contrastadas con agradables secuencias de la víspera del matrimonio y concreción del mismo.

El director y su equipo técnico se jugaron al máximo por la improvisación que quedo capturada por las múltiples cámaras dispuestas donde incluso los invitados que se ven en la boda filmando son parte del staff de camarógrafos.

Anne Hathaway sencillamente esta esplendida en este tortuoso rol, sin estereotiparlo, es una luminaria apagada quien sabe por cuanto tiempo debido a sus errores. Eso lo transmite muy bien con su mirada perdida y discurso aturdido, genial. Uno de los aspectos más relevantes presentes en la cinta es la música en off que proporcionan amistades y grupos contratados por los novios que son la banda sonora de la película que transita en diversos géneros y que de paso van marcando los estados de ánimo. Aristóteles dijo que la música es la única capaz de cambiar los estados de ánimo de las personas, entonces Demme la utilizó precisamente para ello.

Al fin “La boda de Rachel” convive con estas ambigüedades tan propias de cualquier familia, pero que no siempre son bien retratadas como en esta ocasión. Por un lado, se puede ver a gente que quiere ser feliz pero para ello debe convivir en con los recuerdos imborrables de perder a un ser querido, la sumisión de una hija en las drogas y la separación de los padres. En este sentido la boda representa la esperanza y porvenir de una nueva generación que quiere enmendar el rumbo de todos y disfrutar este pequeño tramo que es la vida misma con mayor optimismo.

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